viernes, 4 de abril de 2014

¿QUIÉN DIJO QUE LO BUENO ENGORDA?

La cecina -la misma que estuvo presente en el descubrimiento de América- no destaca en absoluto por su contenido en grasa. Por cada cien gramos, 232,5 kilocalorías y una porción todavía mucho mayor de proteínas.

Es, por tanto, un alimento ideal para incorporar a los platos más frescos y ligeros de la primavera y verano y si es en ensalada mejor.
Su bajo contenido en grasas, su alto contenido en proteínas, y su versatilidad gastronómica la convierten en una alternativa atractiva y novedosa.
La cecina y especialmente la de León procede del despiece de los cuartos traseros del ganado vacuno mayor, preferentemente de las raza autóctonas de León. Desde luego, está hecha para los amantes del salazón, aunque en el sabor final predomina más el ahumado, un intenso olor a bosque, ya que, para el ahumado, se utiliza leña de roble o encina. Presenta un color rojo muy tostado, uniforme, con tonos cereza, y tiene una textura consistente, gracias a su fino veteado de grasa.

Ideas para ensalada con cecina

ensalada_cecina_mango
Ofrece una gran cantidad de posibilidades para consumir en la mesa: en láminas con aceite de oliva virgen extra, en ensalada fresca de mango con rúcula, aderezada con un aliño a base de aceite, vinagre balsámico, pimienta y cebollino picado.
La versatilidad gastronómica de la cecina es muy amplia. En primavera y verano resulta una alternativa perfecta para aperitivos o primeros platos de almuerzos y cenas ligeras, acompañándola con un buen vino blanco joven o fermentado en barrica, un rosado de sabor intenso, o un refrescante cava.
Hoy en día, la cecina se puede hasta congelar, aunque no es lo más aconsejable para conservar al cien por cien sus condiciones organolépticas. Aunque el color a cereza con un ligero veteado de grasa permanece impasible.
La cecina -la misma que estuvo presente en el descubrimiento de América, pues figura en las provisiones que se subieron a la carabela Santa María, junto a otras carnes saladas- no destaca en absoluto por su contenido en grasa.
El Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de León realizó un estudio en noviembre del año 2000 y llegó a la conclusión de que "por cada cien gramos, tenía 232,5 kilocalorías y una porción todavía mucho mayor de proteínas", igual que un bollo de mantequilla, y las mismas que se desgastan en un paseo lento en bicicleta. ¿Quién dijo que lo bueno engorda?

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